domingo, 2 de junio de 2013

Irezumi

Dos palabras nos tienen que quedar claras para entender la filosofía que comprende el tatuaje japonés: ‘Irezumi‘ y ‘Oukoshisei’.
‘Oukoshisei’ significa tatuaje como expresión artística, expresando la grandeza y belleza de este arte.
‘Irezumi’ se refiere a la inserción de tinta bajo la piel para que quede permanentemente, usualmente con fin decorativo, o en otras palabras, tatuar. Se puede escribir de las siguientes formas (atención, no sé ni chino ni japonés, así que puedo estar poniendo tranquilamente ‘pollo con patatas’ si la fuente original ha decidido quedarse con todo el mundo):
  • 入れ墨 o 入墨, escrito con caracteres chinos, significa literalmente ‘insertar tinta’.
  • 紋身, pronunciado bunshin, quiere decir ‘decorar el cuerpo’.
  • 剳青 tiene un significado más esotérico, ya que combina los caracteres de ‘permanecer’ y ‘azul’ o ‘verde’, y probablemente se refiere a la apariencia que cobran las sombras negras de la tinta bajo la piel.
  • 黥 significa directamente ‘tatuar’, pero se usa poco.
  • 刺青 combina los significados ‘agujerear’, ‘punzar’ o ‘pinchar’ y ‘azul’ o ‘verde’, refiriéndose al tatuaje tradicional que se realiza a mano.
La historia del tatuaje japonés viene ya desde el paleolítico, pero como tengo intención de escribir un post, y no una novela, iremos directamente al períodoEdo (1600-1868 aprox.).
Hasta aquella época, el rol de los tatuajes dentro de la sociedad sufrió varios cambios importantes. Las marcas tatuadas en la piel aún se utilizaban como castigo, pero algunas modas pasajeras de tatuajes decorativos (como por ejemplo, diseños que sólo se completaban cuando las manos de dos enamorados se juntaban) aparecían y desaparecían. También algunas prostitutas y cortesanas tatuaban sus cuerpos para aumentar su atractivo hacia sus clientes.
Fue en la época Edo cuando el tatuaje decorativo japonés empezó a desarrollarse como la forma de arte que se conoce actualmente.

El impulso inicial al desarrollo de este arte vino con la aparición de unas pinturas hechas sobre planchas xilográficas (en madera) de la popular novela china Suikoden, cuento que mostraba en sus lujosas ilustraciones heroicas escenas de personajes de cuerpos decorados con dragones y otras bestias míticas, flores, tigres feroces e imágenes religiosas. La novela tuvo un efecto inmediato, y la demanda de ese tipo de tatuajes fue instantánea.
Los artistas xilógrafos empezaron a tatuar. Utilizaban muchas de las mismas herramientas que tenían para imprimir en las planchas de madera, incluyendo cinceles, gubias y lo más importante, una tinta única conocida como tinta Nara o Negro Nara, la famosa tinta que se transforma en ese azul verdoso bajo la piel.
Existe un debate sobre quienes llevaban ese tipo de tatuajes. Hay quien dice que era la gente de clase baja los que lucían estos diseños. Otros creen que eran algunos mercaderes que impedidos por ley a ostentar su riqueza, llevaban caros tatuajes bajo sus ropas.
Lo que está más claro es que el irezumi se asocia a los bomberos, exponentes de la valentía y el sex-appeal, y que llevaban estos tatuajes como forma de protección espiritual (y está claro que por su belleza). Aquí teneis la ilustración de uno de esos “bellos” bomberos.

El irezumi en la actualidad
Con el inicio del período Meiji, el gobierno japonés ilegalizó el tatuaje, buscando proteger su imagen y dar buena impresión al Occidente. De esta forma, el irezumi tomó connotaciones de criminalidad. Lo curioso fue que los extranjeros, viendo este tipo de arte, se quedaron enamorados y buscaban a tatuadores que pudieran dibujarles alguno de sus diseños, por lo que el tatuaje tradicional continuó existiendo, aunque en la sombra.
El tatuaje se volvió a legalizar cuando las fuerzas de ocupación entraron en Japón en 1945, pero su imagen de criminalidad siguió existiendo. Por muchos años, se asoció (y se sigue haciendo) a los yakuza, la mafia japonesa, y aún hoy en día, muchos comercios de Japón (baños públicos, piscinas) prohiben su entrada a clientes tatuados.
El tatuaje tradicional japonés (a mano) todavía se sigue haciendo, por supuesto, pero lógicamente es más caro, lleva más tiempo, y es más doloroso. Un tradicional traje ‘body suit’ (que tape brazos, espalda, parte superior de las piernas y pecho, aún dejando sin pintar el centro, lo que sería la zona del esternón) puede llevar 5 años de trabajo, realizando visitas semanales, y costar cerca de 30.000 euros.

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